Requisitos para la creatividad en ajedrez
Se considera, generalmente, que los requisitos para la creatividad en ajedrez son la lógica, el cálculo preciso de variantes y la técnica, comprendiendo este último factor los conocimientos teóricos. Hay, sin embargo, un cuarto componente, quizá el más atractivo, aunque a menudo olvidado. Me refiero a la intuición, o si se prefiere, a la imaginación. A menudo nos encontramos ante posiciones que no pueden evaluarse en función de principios generales, tales como debilidades de peones, columnas abiertas, mejor desarrollo, etc., ya que aquellas son desiguales en muchas áreas, y no pueden medirse con precisión. Por parecidas razones, el cálculo de variantes no siempre puede ser asumido. Supongamos que las blancas disponen de seis o siete continuaciones diferentes, y que las negras cuentan con cinco o seis respuestas posibles a cada una de ellas. No es difícil comprender que ni siquiera un genio puede calcular más allá de la cuarta jugada. Es entonces cuando entra en escena (o más bien, impone su presencia en escena) la intuición o la imaginación, lo que da lugar a las más hermosas combinaciones del arte del ajedrez, permitiendo a los ajedrecistas experimentar la alegría genuina de la creación.
No es cierto que el ajedrez imaginativo sea exclusivo patrimonio de los tiempos de Morphy, Anderssen o Chigorín, y que hoy en día todo se base en el cálculo y los principios posicionales. Estoy convencido de que en las partidas que recibieron premios de belleza en este torneo [Torneo de Candidatos de Zúrich 1953] no intervino el cálculo hasta el final de las variantes. La imaginación ha sido, y sigue siendo, uno de los pilares de la creatividad ajedrecística.
David Brónstein «El ajedrez de torneo».
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