Por: Garry Kasparov
Triunfar a la velocidad que sea.- Sin un objetivo, el juego carece de sentido. "Un mal plan es mejor que ningún plan", y es más brillante que cierto. Cada paso, cada reacción, cada decisión deben formar parte de una estrategia claramente aprendida. En caso contrario, solo será posible decidir lo más obvio, sin estar seguros de que realmente va a resultar provechoso. Si jugamos sin objetivos a largo plazo, nuestras decisiones se convierten en exclusivamente reactivas y nos vemos jugando el juego de nuestro oponente, no el nuestro. Mientras saltamos de una cosa nueva a la siguiente, acabamos por perder el rumbo, impelidos por lo que tenemos adelante, en lugar de por los logros que necesitamos.
El futuro de las decisiones que tomamos en el presente.- Un gran maestro hace los mejores movimientos porque están basados en lo que quiere que suceda en el tablero, después de unos diez o veinte movimientos. Evalúa cuál será el resultado de su posición y establece una meta. Luego va paso a paso hasta conseguir su propósito. Esos objetivos intermedios son esenciales, son los ingredientes necesarios para crear las condiciones favorables para nuestra estrategia.
¿Qué condiciones deben cumplirse para que nuestra estrategia sea un éxito? ¿Qué debe cambiar y qué podemos hacer para introducir esos cambios?
Mi instinto, o el análisis me dicen que una posición determinada encierra un ataque potencial al rey de mi adversario. Entonces, en lugar de dirigir todas mis fuerzas a atacar al rey, busco los objetivos que debo conseguir para llevarlo a cabo con éxito; por ejemplo: debilitar la protección alrededor del rey del oponente, canjeando una pieza defensiva esencial. Primero debo saber qué objetivos tácticos me ayudarán a conseguir mi propósito de atacar al rey, y solamente entonces empiezo a planear exactamente cómo conseguirlos, y considerar los movimientos concretos que me conducirán a la consecución del éxito. De lo contrario, trazaré un plan osado y simplista con pocas posibilidades de éxito.
Coherencia y adaptabilidad no son contradictorias.- Tener una meta y unos objetivos es el primer paso; mantenerlos y no perder el rumbo es el siguiente. Cuando el adversario pone las cosas difíciles, uno se siente tentado a detectar la falsedad de su razonamiento, a recoger el guante, a aceptar el desafío. Por supuesto, eso es exactamente lo que él quiere, y es la razón por la que se deben frenar ese tipo de impulsos. Si uno tiene ya decidida una buena estrategia, ¿porqué abandonarla por algo que conviene al adversario? Eso requiere un autocontrol firme, ya que las presiones para cambiar pueden ser tanto internas como externas.
Juega tu propia jugada.- Dos ajedrecistas potentes pueden tener estrategias muy distintas en la misma posición que pueden resultar igualmente eficaces; aparte de aquellas posiciones en las que existe una única y obligada táctica ganadora. Cada jugador tiene su propio estilo, su propia manera de resolver los problemas y de tomar decisiones. Una clave para desarrollar estrategias de éxito es ser consciente de las propias fuerzas y debilidades, saber lo que uno hace bien.
Profilaxis.- es la técnica del juego preventivo. Reforzar tu posición y eliminar las amenazas antes de que se materialicen. ( Ver partidas de Petrosian ). Los mejores líderes valoran los desequilibrios concretos y el factor clave de cada situación, y pueden elaborar una estrategia a partir de dicha valoración.
No siempre se puede escoger el campo de batalla.- A veces te vez obligado a luchar en un territorio desconocido; no puedes salir corriendo cuando no se dan las condiciones que te gustan. La capacidad de adaptación es fundamental para el éxito.
Sun Tzu: "La estrategia sin táctica es el camino más lento a la victoria. La táctica sin estrategia es el ruido que precede a la derrota".
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