Por Garry Kasparov
PREGUNTAR ¿Y SI...?.- En 1997 disputé el torneo de Tilburg, en los Países Bajos, y en la quinta ronda me enfrenté con las negras a uno de los campeones mundiales del "juego de fantasía", el letón Alexei Shirov. En sus inicios Shirov llegó a entrenarse con Mijail Tal, un pedigrí incomparable en términos de exótico juego al ataque.
Era una posición compleja con posibilidades para ambos. Shirov pretendía atacar a mi reina con su torre. Era obvio que tenía que sacar a la reina de allí, y me senté a examinar los escasos refugios disponibles, todos conducían a un equilibrio dinámico de la posición, pero me decepcionó comprobar que no había margen para nada más.
Antes de resignarme al inevitable movimiento con la reina, inspiré profundamente y examiné el resto del tablero. Como tantos otros movimientos fantasiosos, aquel partió de la pregunta mental: ¿No sería estupendo si...?. Si fantaseamos un poco sobre lo que nos gustaría que ocurriera, a veces nos damos cuenta que, de hecho, es posible. ¿Y si mis piezas no hicieran caso de la amenaza a la reina?. Él dispondría de más material, pero estaría muy presionado, mientras que mis piezas, aunque quedaran técnicamente a merced de la reina, tendrían mucho campo para maniobrar.
De modo que en lugar de mover la reina, levanté el rey con la mano y avance simplemente una casilla hacia el centro del tablero. Obviar todas las reacciones y amenazas y jugar un movimiento inocuo con la pieza más débil del tablero, fue una paradoja gratificante. Por supuesto, yo estaba convencido, además, de que era un movimiento enérgico con ventajas objetivas. La fantasía debe apoyarse en el cálculo y en una evaluación sobria, de lo contrario nos pasaremos la vida cometiendo errores preciosos. Ver más información y partida en visor.
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