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miércoles, 13 de julio de 2011

EL PRIMER CAMPEONATO DEL MUNDO

Por: GM Garry Kasparov
UN MATCH HISTÓRICO.-  Steinitz reanuda sus actuaciones en 1882 compartiendo el primer puesto en el Torneo Internacional de Viena con Zukertort, que entonces había progresado de forma considerable, fue claramente superado ( a pesar de un mini encuentro hubiese derrotado a Steinitz 1.5 – 0.5 ) pero pronto conseguiría el mayor éxito de su carrera al ganar el famoso Torneo de Londres 1882 (1.Zukertort 22 de 26; 2-Steinitz 19 ; Blackburne 16;  4.Chigorin 16). ¿Quién era realmente , el jugador más fuerte del mundo?
Johannes Hermann Zukertort (1842-1888) era el discípulo más brillante de Anderssen, con quien había disputado más de un millar de partidas, incluidos dos matches en 1863 (+3-8=1 ) y en 1871 ( +5-2 ). Por entonces, junto con su maestro, había iniciado la publicación de la Revista Neue Berliner Schachzeitung, y junto con Dufresne, un manual que tuvo una gran acogida. En 1872 Zukertort se estableció en Londres y, aunque había realizado estudios de medicina, abandonó su práctica y se consagró por entero al ajedrez. Hablaba con fluidez una decena de idiomas, tenía una memoria prodigiosa y había establecido récords de simultáneas a la ciega. Apenas hay necesidad de decir que el elemento natural donde el maestro alemán sobresalía era el terreno combinativo.
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      Naturalmente, Steinitz estaba ansioso por recuperar su reputación de número uno mundial, e inmediatamente del torneo de Londres desafió a Zukertort a disputar un Match. En Estados Unidos, tras la muerte del gran Morphy, se anunció la organización de un match Steinitz – Zukertort, y todo el mundo aceptó la propuesta de Steinitz de jugarlo a 10 partidas ganadas, sin contar tablas, y considerar esta competeción -¡por primnera vez en la historia!- como un encuentro oficial por el título de Campeón del mundo. ( En inglés el original, “Champion of the World” ). En caso de 9 – 9 se consideraría que el match había finalizado en empate.
       El tan esperado match dio comienzo el 11 de Enero de 1886 en Nueva York, ante una nutrida audiencia, en el Cartier’s (Academy) de la Quinta Avenida. El fondo de premios era de 2000 dólares para cada uno, y se disputarían tres partidas semanales en Nueva York ( hasta que uno de los jugadores sumase cuatro victorias ), luego el encuentro se desplazaría a Saint Louis y por fin, a Nueva Orleáns, la ciudad natal de Morphy.
El encuentro comenzó de forma catastrófica para Steinitz. Tras ganar la primera partida en excelente estilo, sufrió cuatro derrotas consecutivas, con la particularidad de que en la tercera había superado estratégicamente a su rival y en la cuarta dejó “colgada” una pieza en posición algo superior, el futuro campeón no se desesperó. La tensión había alcanzado un momento crítico. Ahora mucho dependería de la siguiente partida. Aquí conviene recordar que Steinitz luchaba no sólo por el título sino también por el triunfo de sus principios. Desde hacía mucho de que el ajedrez estaba sometido a leyes concretas y que siempre había de jugarse conforme a un plan, teniendo en cuenta la característica  de una posición dada. Y también que sólo debía atacarse si se contaba con cierto número de pequeñas ventajas, considerando ciertas propiedades de la posición ( temporales o duraderas ), tales como ventaja en desarrollo, movilidad de las piezas,  dominio del centro, posición del rey enemigo, superior formación de peones, mayoría de peones en el flanco de dama, líneas abiertas y la ventaja de la pareja de alfiles.  Steinitz valoraba especialmente los factores estables, como la formación de peones, estudiando tres tipos de peones ( unidos, aislados y doblados ), y también la debilidad o fuerza no sólo de los peones en sí, sino también de las casillas circundantes. En particular, determino que un peón aislado en el centro constituye una debilidad, un blanco para el ataque sistemático, y la casilla delante del peón es una plataforma ideal para para una pieza menor, en especial un caballo. Fue precisamente en este match con Zukertort donde, por primera vez, se puso en manifiesto una clara concepción, a saber: cómo jugar contra un peón central aislado. Uno de los ejemplos clásicos se reveló, una vez más, como un sobresaliente maestro de la defensa.

La partida es muy desigual, y muy difícil de comentar desde el punto de vista del siglo XXI. Según los parámetros contiene muchos errores. Pero conviene recordar que hasta los mejores jugadores de la época progresaron en la apertura y el medio juego por pura intuición, o por sus propios esfuerzos. Steinitz era claramente superior a sus oponentes en el juego posicional y en su comprensión de la fuerza y debilidad de los peones centrales. Nada de esto se conocía entonces, y objetivamente la partida jugó un papel importante en el desarrollo del entendimiento ajedrecístico.
También jugó un papel importante en el match la novena partida. El marcador estaba igualado ( +4-4=1 ) y tras haber dejado escapar la victoria en la 17ª. Y perder la 18ª., Zukertort se derrumbó por completo. Steinitz sólo necesitaba dos partidas más para celebrar su triunfo: +10-5=5. El mundo tenía ya su primer Campeón de ajedrez.
Lasker calificó este encuentro de “ un acontecimiento, en el que se decidió la hegemonía entre las escuelas combinativa y posicional “, añadiendo una descripción muy clara: “ Cuán novedosas, cuán sorprendentes, cuán opuestas a los sentimientos de su época deben haber sido las concepciones de Steinitz, se ponen de manifiesto al reproducir las partidas del match más importante que ganó, el que jugó contra Zukertort. Éste confiaba en su capacidad combinativa y era un descubridor, un auténtico genio. Por todo eso, en la mayoría de las partidas del match, aunque no había perdido en absoluto esa facultad. Steinitz parecía poseer la misteriosa capacidad de adivinar las combinaciones mucho antes de que fueran realizables en el tablero, de provocar las combinaciones favorables a él mismo y de neutralizar aquéllas que le serían desfavorables. Zukertort no pudo entender cómo era capaz Steinitz de impedir sus combinaciones y tampoco cómo era posible ganar con un método así, puesto que por entonces -y esto le parecía indiscutible a Zukertort- las partidas para ganarlas en buena lid, había que ganarlas mediante bellas combinaciones. Zukertort trató durante cuatro años de resolver este acertijo, pero nunca se acercó ni un paso a la solución, perdiendo en el proceso la maestría que poseía. Así, no es sorprendente que el mundo del ajedrez no entendiese a Steinitz, ni tampoco su forma de jugar, ni su obra escrita, a propósito de su : Escuela Moderna”.

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